lunes, 7 de noviembre de 2011

Los tikis

Maupiti, Polinesia Francesa. Los tikis son unas figuras humanoides presentes en diversas formas por toda la Polinesia. Los habitantes de estas tierras los veneraban y los temían. Representaban sus antiguos dioses y los antepasados míticos. Eran seres medio hombre, medio dios.

Los tikis aparecen representados a veces de cuerpo entero, otras solo la cabeza, pero siempre con grandes ojos, símbolo de la sabiduría, y a menudo con una expresión agresiva.

Se los encuentra en formas muy variadas: desde colgantes en hueso, nácar o coral (ver foto más abajo), llevados y transmitidos de generación en generación, hasta los tikis gigantes, como los mostrados en las siguientes fotografías, por orden: dos de la isla Hiva Oa en las Marquesas, el de Raivavae en las Australes, o los moais gigantes de la isla de Pascua, tallados en piedra.

Los brujos polinésicos, los Tahu’a, decían que el tiki era el creador del hombre. Es el que lleva el mana, la energía que une el universo con los seres. Los polinésicos de antaño vivían en un mundo constituido a base de espíritus malignos y de numerosos tapu (palabra polinésica que ha derivado al término tabú, hoy presente en todas las lenguas del mundo). Ni los pequeños ni los mayores podían violar los tapu.


Los tikis de color rojo conferían poder, fuerza y protección frente a los peligros. Tenían un valor talismán: un tiki colocado fuera de la casa protegía a sus habitantes. También se encontraban en los marae, los lugares de culto polinésico. Decoraban la piragua sagrada.

Algunos tikis son neutros, otros están vivos e impregnados de mana. Cada tiki tiene su propia personalidad y está dotado de un comportamiento ambiguo. Un tiki bueno para uno, podía ser malo para otro.


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