sábado, 25 de febrero de 2012

Mindelo

Mindelo, São Vicente, Cabo Verde. La isla de São Vicente es una de las más áridas del archipiélago. Si no fuera por su capital, Mindelo y su música, ofrecería relativamente poco interés.

El problema del abastecimiento de agua hizo que la isla no fuese habitada hasta mediados del siglo XIX. Fueron los ingleses los que en 1838 comenzaron a explotarla como almacén de carbón y a desarrollar una actividad económica a su alrededor. En 1858 se la reconoció como ciudad. A partir de 1875, 1.500 barcos visitaban anualmente la bahía. Su aduana se convirtió en una de las más importantes del occidente africano. Los azulejos de la Praça Estrela reflejan diversos aspectos de esa historia de la ciudad:



Su enorme bahía ofrecía el mejor puerto de todo el país, Porto Grande. Con el tiempo la ciudad se conocería por su vida, y por sus mujeres. La fama corrió como el viento y los marinos no dudaban en hacer una escala y dejar aquí, si se terciaba, un regalito. Paseando por las calles de la ciudad, hoy resulta obvio el mestizaje fruto de esas visitas. Esta efervescencia produjo una afloración de artistas, pintores, poetas, cantantes y músicos, que ha durado hasta nuestros días.
La ciudad no es pequeña: alberga nada menos que a 70.000 almas. Iba para capital del país, pero finalmente ese título se lo llevó Praia. Eso provocó una gran rivalidad entre las dos ciudades, y los de aquí no se cortan en calificar a los de la capital de burrus y sucius. Según ellos, Praia es Africa y Mindelo es cultura (y no van mal encaminados).

En la Rua Lisboa, centro neurálgico de la ciudad, se encuentra el Café de Lisboa, una especie de Bodeguita del Medio mindelense. Por aquí se dejan caer los famosos de la ciudad. Ayer saludaba a Chico Serra, el pianista de Cesária. El día de carnaval estaba la ex-alcaldesa, a la que todos saludaban al pasar. Luego me enteré que había estado muy enferma de cabeça y que se estaba recuperando felizmente.
En la Rúa de Lisboa se encuentra el Palacio do Povo, un edificio color rosa, hoy Palacio de Justicia. Un poco más abajo, el mercado municipal, construido en 1874 para conmemorar la llegada del cable submarino.

Desde toda la ciudad se divisa el Monte Cara. Por todas partes de este planeta hay montañas que recuerdan a figuras humanas o animales, pero es que ¡ésta es el vivo retrato de George Washington!
La Rua de Praia, la calle que bordea la bahía, está repleta de edificios coloniales de color pastel, y ribeteada de palmeras. Aquí se encontraban los antiguos comercios que abastecían a los barcos (los ship-chandlers). Para mí, es una de las más bonitas calles que conozco:


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