miércoles, 25 de abril de 2012

La Digue, la isla tranquila

La Digue, Seychelles. En la tranquila y calmada isla de La Digue se encuentra lo que es, sin duda alguna, uno de los lugares más bellos de este planeta: la punta Source d'Argent, con sus originales formaciones graníticas.

Tras navegar los 50 km que separan Mahé de La Digue, la goleta atraca en el pequeño muelle de La Passe. Me dirijo a un pequeño y sencillo apartamento que he encontrado junto al La Digue Island Lodge. Allí pasaré mis dos próximas noches, sin duda, demasiado pocas.

Poco me imaginaba encontrarme con la paz, tranquilidad y armonía que se respiran en esta isla. Temía que esto estuviera infestado de turistas y de resorts. Nada más lejos de la realidad. Al contrario, la poca gente que alberga este relajado lugar se desplaza a pie o en bicicleta. No hay prácticamente coches. Asombrado, constato que hay muy poco turismo, y eso que es semana santa.

Me instalo en la habitación y salgo rápidamente a inspeccionar los alrededores. La Digue tiene tan solo 10 km2, por lo que las excursiones se pueden realizar perfectamente a pie.

Fue el francés Marion Dufresne, en su barco La Digue, quien descubrió esta isla pintoresca en 1768. Parece ser que estaba plagada de cocodrilos y tortugas. Por desgracia, ambos fueron exterminados, aunque al lado de una gran roca conocida como La Digue Rock, existe un redil con varios ejemplares de tortuga gigante de Aldabra. Al acercarme, unos niños entran y comienzan a jugar con ellas. Al principio me escandalizo y pienso "pobres tortugas", pero muy pronto cambio de opinión: las tortugas parecen disfrutar más que los niños, juegan con ellos, y si paran, les van detrás pidiendo más acción. A esos gigantes de más de un siglo de edad les va la marcha.





En el camino de vuelta a mi habitación, al atardecer, oigo música religiosa a lo lejos. Me dirijo hacia donde proceden los cánticos y me encuentro con una preciosa iglesia bajo una luna llena que reluce con rabia. En su interior unas monjas ensayan canciones con un grupo de jóvenes. Preparan la semana santa. Al verme, me hacen señales para que entre y tome asiento. Una entrañable manera de acabar un día de paz y armonía en abundancia.

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