miércoles, 16 de mayo de 2012

Soufriere, Santa Lucia

Soufrière, Santa Lucia. Amanece tranquilo en Marigot Bay. A las 9 de la mañana, después de un buen desayuno en cubierta, ponemos rumbo sur, bordeando la costa hasta Anse Chastanet, un lugar famoso por sus fondos submarinos. Allí fondeamos dos horas y nos dedicamos a hacer lo que se debe hacer aquí: snorkling.

Tras admirar los fondos coralinos y contemplar la diversidad de la fauna marina caribeña, subimos a bordo y nos dirigimos a la vecina Soufrière.

Soufrière era la antigua capital del país, título que desde 1803 ostenta Castries. Flanqueada por los majestuosos Pitons, dos volcanes de 700 m de altitud, este es sin duda el enclave con más personalidad de la isla, y quizás de todas las Antillas.

El primer occidental en visitar Santa Lucía fue Cristobal Colón, en 1502. Durante los siglos venideros la posesión de la isla cambió de manos entre Inglaterra y Francia hasta 14 veces. Finalmente en 1814 se la quedaron los ingleses, hasta 1979, año que ganó la independencia. Hoy son 174.000 habitantes los que viven en la isla, la mayoría de origen africano. La principal actividad económica es el turismo, que ha superado en importancia a la industria bananera.

En Soufrière desembarcamos y un taxi nos lleva hasta el volcán. Dicen que es el único volcán del mundo donde se llega en coche. La verdad es que no se trata de la típica caldera cónica sino de unas fuentes sulfurosas, humeantes y malolientes, y, por qué no decirlo, bastante feas. El paseo por entre la vegetación y la bajada hasta el valle resulta mucho más fructífero. A lo lejos, la reserva natural de las islas Frigatas.

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