sábado, 5 de mayo de 2012

Zanzíbar

Zanzíbar, Tanzania. Con Zanzíbar acaba este pequeño periplo por las islas del oeste del Indico.

Zanzíbar, junto con Pemba y Mafia, forman un trío de islas situadas frente a la costa de Tanzania, país al cual pertenecen políticamente. Con una superficie aproximadamente la mitad de Mallorca, Zanzíbar (o Unguja, como se la denomina localmente) es la más poblada del archipiélago.

Hasta hace relativamente poco, Zanzíbar no figuraba como destino turístico frecuente. Hoy, en cambio, la isla constituye el punto final de muchos paquetes turísticos que incluyen un safari en Tanzania. “Agotado” de ver tantos animales salvajes, el turista estándar sucumbe ante la tentación del vendedor de viajes que le ofrece “pasar tranquilamente las tres últimas noches de su safari en una playa del Indico”.

Pero Zanzíbar es mucho más que esa playa de postal. Detrás le acompaña una historia apasionante de tráfico de especias, de marfil y, por desgracia, también de esclavos. Su ciudad principal, Stone Town, es una maravilla de la arquitectura y del ambiente oriental. Tanto es así que en el año 2000 fue declarada patrimonio mundial de la humanidad por la Unesco. Pero reservo hablar de esa joya para otro día.

Me hospedo en un hotelito en Matemwe, en la costa norte. A medida que el taxi se acerca al lugar, la desolación y pobreza de los alrededores van en aumento. Al final, el vehículo atraviesa el pueblo. Las casas están abiertas y puede verse un poco sus interiores. La miseria resulta evidente. Me invade una sensación de culpabilidad occidental al pensar que detrás de toda esta pobreza hay un hotel con toda clase de comodidades. Es una sensación que se repite en muchos viajes y que da mucho que pensar.

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