sábado, 30 de junio de 2012

Trinidad

Trinidad, CubaCuando la gente me pregunta cuál es la ciudad más bonita de todas las que he visitado, no dudo ni un momento en la respuesta: Trinidad.

Patrimonio mundial de la Unesco desde 1988, la histórica ciudad del centro de Cuba conserva intactos sus calles empedradas y sus edificios pintados de tonos pastel, testimonios de un pasado glorioso.


En 1510 desembarca en la isla Diego Velázquez con 300 hombres: Diego Colón, hermano de Cristóbal, le había encomendado conquistar Cuba en nombre de la corona española, y, cómo no, encontrar oro a su paso.

El conquistador fundó las 7 primeras ciudades del país, entre ellas la Habana, Santiago, Baracoa, Camagüey, y también Trinidad (1514). Pero en el interim, este español originario de Cuéllar cometió un sinfín de atrocidades con la población india. Al cacique de Baracoa, Hatuey, lo quemó vivo por resistirse. Cuenta Bartolomé de las casas: "Le ataron a un poste. Un hombre santo de la orden de San Francisco que se hallaba allí le habló un poco de Dios y de nuestra fe.(...) El cacique preguntó al religioso si los cristianos iban al cielo. (...) El religioso le respondió que iban los que eran buenos. El cacique dijo entonces, que no quería ir al paraíso, sino al infierno, para no estar con ellos y no tener nada que ver con gentes tan crueles". Qué vergüenza de historia la nuestra...

Y si queréis indignados todavía más, leed lo que decía el pobre Hatuey a sus paisanos, mostrándoles una canasta llena de oro y joyas:

"Este es el Dios que los españoles adoran. Por estos pelean y matan; por estos es que nos persiguen y es por ello que tenemos que tirarlos al mar... Nos dicen, estos tiranos, que adoran a un Dios de paz e igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Ellos nos hablan de un alma inmortal y de sus recompensas y castigos eternos, pero roban nuestras pertenencias, seducen a nuestras mujeres, violan a nuestras hijas. Incapaces de igualarnos en valor, estos cobardes se cubren con hierro que nuestras armas no pueden craquear."

Hoy, medio milenio más tarde, un 31 de diciembre de 2003, la pintoresca ciudad de Trinidad parece haber olvidado esas penosas injusticias y se prepara para la nochevieja. En la plaza central han dispuesto unas sillas para la fiesta de esta noche. Habrá baile y champán. La última puesta de sol del año no podía ser más bella.

viernes, 29 de junio de 2012

El zunzuncito, el ave más pequeña del mundo

Guanahacabibes, Cuba. Cuando eres un apasionado de las aves -un birdwatcher, como nos llaman los ingleses- hay ciertas especies que sencillamente  "tienes que ver algún día". Esa lista normalmente incluye aves raras, vistosas, extrañas, grandes, pequeñas...Desde que era crío, en las colecciones de cromos de naturaleza, ya figuraba el zunzuncito como el ave más pequeña del planeta. Siempre me fascinó su tamaño que, según el pie del cromo, era como el de un abejorro. Pero nunca soñé que la podría ver al natural. Hasta que llegué aquí, a este apartado lugar en el extremo occidental de la isla de Cuba.

El colibrí zunzuncito (Mellisuga helenae) mide 5 cm y pesa tan sólo 1,6 g. Cada segundo sus alas baten 200 veces y su corazón pulsa 10 latidos. Tiene el récord de metabolismo más rápido del reino animal. Si te pasa uno por delante a 150 km/h, aparte de dejarte totalmente perplejo, no das crédito que has visto un ave, con pico, ojos, alas, patas y cerebro. Es realmente fascinante.

El colibrí zunzuncito es endémico de Cuba, es decir, no se encuentra en ningún otro lugar del planeta. Y no resulta fácil observarlo, no tanto por su diminuto tamaño, sino porque su área de distribución dentro de la isla es restringida. Leí que Guanahacabibes era uno de los pocos sitios en donde se podía ver, pero dar con uno en un espacio de 400 km2 parecía tarea imposible. Por suerte, el jardín de Villa Cabo San Antonio, donde estaba hospedado, parecía gustarles, por lo que si alguien tiene intención de ver este pájaro no podría recomendar un lugar mejor que éste.

Además, ese jardín del edén, junto a los bungalows, también sorprende con otras especies de aves. Aquí os dejo (por ese orden) un esmeralda zunzún (Chlorostilbon ricordii), una reinita palmera (Dendroica palmarum), una reinita chillina (Teretristis fernandinae) y un semillero negrito (Melopyrrha nigra).



jueves, 28 de junio de 2012

Guanahacabibes


Las Tumbas, Cuba. En el extremo oeste de Cuba existe una península, una especie de dedo de tierra que se adentra 100 km en el mar, que alber-ga la naturaleza y las playas mejor conserva-das de la isla. Es la Península de Guanaha-cabibes, Parque Nacional y reserva mundial de la biosfera de la Unesco desde 1985. Una vez pasada la ciudad de Pinar del Río, la carretera prosigue dirección oeste hasta la entrada a la península, momento en que deja de estar asfaltada y se transforma en una vía de tierra.

En ese instante uno piensa, "bueno, unos kilómetros más y llegamos a la punta"...nada más lejos de la realidad. Al contrario, parece que te metas en el fin del mundo y el esperado Cabo San Antonio con su faro Roncali, no llegan nunca. Eso sí, te cruzas con toda clase de paisajes, aves y reptiles.


Y el camino sigue y sigue, y cuando parece que ya llegas, de nuevo otra gran recta hasta el horizonte...y al final, como regalo caído del cielo, llegas a Villa Cabo San Antonio, un acogedor complejo con 14 fantásticos bungalows donde uno puede alojarse y disfrutar de la paz y virginidad del lugar. Las playas son toda una recompensa al recorrido...esos sí, siempre que se visiten antes del atardecer, porque a partir de ese momento aparecen los temibles jejenes, una especie de micro-mosquita negra, no más grande que la cabeza de un alfiler, que pica fuerte y te hace la vida más que imposible.


Más al sur existe un lugar llamado María La Gorda que también dispone de pequeños bungalows en la playa destinados al turismo de pesca y buceo. En mi opinión, María La Gorda es demasiado turístico, y carece del encanto y autenticidad de Villa Cabo San Antonio, así que si un día visitáis la zona, ya sabéis.... Aquí os dejo un par de fotos de Maria La Gorda.


Pero no sólo hay playas y aguas azules en este maravilloso paraje: aquí, en el extremo de la península, en el mismísimo jardín de Villa Cabo San Antonio, uno puede observar al ave más pequeña del mundo: el zunzuncito...pero de él os hablaré mañana.

miércoles, 27 de junio de 2012

Viñales

Pinar del Río, Cuba. Al oeste de la isla de Cuba se extiende la Provincia de Pinar del Río. Región tabaquera por excelencia, el lugar es de una belleza extraordinaria.

La primera vez que llegué a Pinar del Río fue con una excursión de un día organizada desde La Habana. El paquete incluía una visita a una fábrica de puros. Todavía recuerdo el impacto que me produjo entrar en la sala de producción. Allí habrían unos 30 trabajadores o torceadores, cada uno detrás de su pupitre, elaborando puros manualmente bajo la supervisión de un jefe subido en un púlpito que recitaba pasajes de la revolución cubana. 
Recuerdo sus caras de sufrimiento y angustia. 

Una de las chicas se fijó en mí y me hizo señas, indicándome que me acercara, disimuladamente, sin que nos viera el patrón. Cuando acudí, en voz baja y prácticamente sin mirarme, me suplicó ayuda, literalmente que la rescatara de aquella situación. Me pasó un papelito con su nombre y dirección. Sus ojos desprendían una profunda tristeza. Nunca olvidaré aquella mirada. Al llegar a España le envié dinero: era o eso, o casarse con ella. 

Cerca de la ciudad de Pinar del Río se encuentra el Valle de Viñales, en la Sierra de los Organos. Se trata de un bello paisaje lleno de misterio, en el se alternan los valles repletos de palmeras, y los mogotes, unos montículos de formación cárstica que se suceden hasta donde alcanza la vista. Realmente, valía la pena hacer los 150 km que separan Viñales de La Habana para contemplar este espectáculo.

martes, 26 de junio de 2012

El Malecón de La Habana


La Habana, Cuba. Un larguísimo boulevard de más de 8 km recorre el litoral norte de La Habana: es el famoso Malecón (arriba en la foto, con el Castillo de los Tres Reyes del Morro de fondo).

Un ancho muro de cemento protege la avenida de las olas durante los ciclones. Lugar obligado de encuentro para todo habanero, aquí siempre hay alguien sentado descansando, charlando, ligando...o simplemente tocando la trompeta.

La avenida está bordeada de viejos palacetes, la mayoría desgastados y medio en ruinas. Siguiendo de este a oeste uno se encuentra con diversos edificios y monumentos, como el Hotel Nacional, la estatua ecuestre de Antonio Maceo, o la antigua embajada americana, hoy Sección de Intereses de Estados Unidos. Frente a este edificio, la noche del 6 de febrero de 2006 Fidel Castro izó 138 banderas negras, "una por cada año de lucha contra el Imperio", que obstaculizan la lectura de los mensajes provocativos que el gobierno americano proyecta en el quinto piso del edificio. Genial.

Prosigo el tour por la ciudad en mi taxi-coco y llego a la Plaza de la Revolución, con el majestuoso memorial a José Martí, héroe nacional y padre de la democracia cubana. Con 72.000 m2, ésta es una de la plazas más grandes del planeta.


Y el impresionante Capitolio Nacional, una imitación clarísima de su homólogo washingtoniano.


Y desde el coco-taxi descubro también esa otra Habana, la de los grandes edificios modernos e impersonales que, fieles al modelo soviético, rompen con la continuidad urbana.

lunes, 25 de junio de 2012

Hemingway y la bodeguita del medio


La Habana, Cuba. En una de las calles que da a la plaza de la Catedral hay un pequeño estableci-miento famoso en el mundo entero: es la Bodeguita del Medio, donde Ernest Hemingway acudía a tomar su mojito.

En 1939 Hemingway había vuelto de España y era ya un reconocido reportero y novelista. El escritor americano y su pareja sentimental Martha, dejaron ese año su isla de Florida para afincarse en Cuba, donde compraron una casa a 15 km de La Habana, Finca Vigía. En "este paraíso de paz en el que no entraban ni la guerra ni la revolución" el escritor vivió durante los próximos 20 años. En 1961 se disparó un tiro con una escopeta.

El escritor solía salir a pescar el merlin en Cojímar, donde tenía un barco y un restaurante. Además era adicto a las fiestas y al alcohol. "Papá", como le conocían en la isla, era capaz de zamparse 15 daiquiris en una noche. Sus sitios preferidos eran La Floridita y la Bodeguita del Medio, ambos en la Habana.

La Bodeguita del Medio era originalmente un ultramarinos, hasta que en 1950 se convirtió en un restaurante de cocina criolla.


A pesar de asociar el lugar al escritor, la verdad es que Hemingway no solía comer aquí. Incluso la conocida frase "Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquiri en La Floridita" que aparece colgada y firmada por él en una de las paredes, parece ser que no es original suya.

Pero la Bodeguita no se hizo famosa sólo por Hemingway. Fue el restaurante de moda de La Habana durante mucho tiempo, y a él acudían a comer todos los famosos, como el poeta cubano Nicolás Guillén, los premios nobel Gabriela Mistral y Pablo Neruda, políticos como Salvador Allende, y aristas como Nat King Cole y Marlene Dietrich, y muchos otros. Sus paredes están repletas de fotos firmadas, frases, recuerdos...Hoy la Bodeguita es un rincón de obligada visita para todo turista que pase por La Habana. El restaurante sigue abierto y uno puede comer en él, siempre que se haga una reserva con tiempo.

El afortunado podrá degustar las delicias de la cocina cubana: masas de cerdo frito, ropa vieja, picadillo a la habanera, pollo a la cacerola o camarones enchilados. Dicen que aquí se inventó el mojito. No sé si será cierto. En todo caso, aquí os dejo la receta de la Bodeguita:

Machacar media cucharada de azúcar con el zumo de media lima y unas hojitas de menta fresca; a continuación añadir la soda, 40 ml de ron blanco y dos o tres cubitos de hielo.

domingo, 24 de junio de 2012

Catedral de San Cristobal, La Habana

La Habana, Cuba. La Catedral de San Cristóbal y su plaza resultan un buen lugar para dejarse caer a primera hora de la mañana, cuando todavía no ha llegado el gentío. Aquí un perro descansa frente a la Casa del Conde de Casa Bayona, la más antigua de la plaza, con sus tejas originales, balcones forjados y ventanas adornadas con celosías.

Al llegar los turistas, aparece también un conjunto de músicos frente a la casa, Los Mambises, para alegrar el lugar con sus sones. La última vez que estuve en la plaza fue en 2004. Tres años después, en 2007, los Mambises seguían allí, pero faltaba uno: al preguntar a su compañero me dijo que se había vuelto loco. Aparte de este triste suceso, en tres años nada había cambiado. Aquí están las fotos de 2004 (el del fondo a la derecha es el desdichado músico) y 2007:


La plaza también había ganado en vida. Varios personajes se habían "disfrazado" para hacerse la foto con los turistas y sacarse así algún dólar.


Es domingo de Ramos y la Catedral está a rebosar. Los niños acuden a la iglesia con sus padres para bendecir el palmón. El olor a palma remueve recuerdos de mi infancia.



sábado, 23 de junio de 2012

Habana Vieja

La Habana, Cuba. Habana Vieja es uno de los lugares más bellos del Nuevo Mundo. Y no debo ser el único que lo piensa, pues desde 1982 es Patrimo-nio Mundial de la Unesco. Pasearse por esta parte de la ciudad admirando los edificios coloniales, los fuertes, las fachadas de colores descoloridos, la Catedral de San Cristóbal, la Plaza de Armas, Plaza Vieja, Plaza de San Francisco, el malecón, todo ello al son de las conversaciones de sus gentes, medio amargadas, medio felices, resulta una experiencia única e inolvidable.


La ciudad fue fundada en 1519, en una bahía bien protegida que servía de último puerto para los navíos españoles que regresaban a Europa. En 1607 se declaró capital de la isla. Azotada por los continuos asaltos de los piratas, su desarrollo fue lento. Se construyeron numerosas fortalezas y murallas hasta que en 1697 se logró acabar con la piratería.


Por fin la ciudad se pudo dedicar a su expansión económica basada en el comer-cio del ron, la caña de azúcar y el tabaco. Con el tiempo se fue forjando una burguesía criolla que vivía en palacios, dando lugar a la arquitectura barroca que hoy deleita nuestra vista. A finales del siglo XIX La Habana tenía un cuarto de millón de habitantes y el país se planteaba su independencia de España. Hoy viven aquí dos millones y medio de personas, la mayoría muy pobres. 

La Habana sufre un desgaste muy evidente al ojo del viajero: los edificios están que se caen, la pintura se desgarra de las paredes, el transporte público está saturado, la electricidad va cuando le apetece...pero toda esta desgracia no puede con el buen humor del habanero que te explica sus miserias como si te contase un chiste.

En Plaza Vieja, creada en 1559 con el antiguo nombre de Plaza Nueva, abundan los edificios coloniales con anchas columnas. Desde sus balcones forjados la aristocracia cubana contemplaba desde la venta de esclavos hasta corridas de toros.