lunes, 20 de agosto de 2012

El lagon bleu de Rangiroa


Rangiroa, Polinesia Francesa. El lagon bleu es de obligada visita en Rangiroa. Se trata de un lugar único, un lagon dentro de un lagon. Puesto que no dispongo de ninguna foto aérea mía, he colocado aquí arriba una sacada de la red para que os hagáis una idea de la belleza de este rincón del planeta.

El lugar se encuentra a 1h de navegación de la población de Avatoru. Una embarcación nos lleva a pasar el día allí. Llevamos 4 días de viento moderado que hace que el lagon de Rangiroa esté agitado y turbio. Una pena para los buceadores. Pero Marcello, el guía local de esta actividad, nos tranquiliza porque el lagon bleu -dice- está siempre en calma.

Polinesia Francesa, y toda las regiones tropicales marinas en general, son muy verdes y frondosas. Pero un lugar verde y frondoso implica lluvia: sí, aquí llueve, frecuente y abundantemente, eso que el turista no imagina ni desea, pues hay que decir que la belleza, los colores, la visibilidad, “la postal” en definitiva de estos parajes, literalmente se desvanece con el mal tiempo. Como contrapartida, aparecen otro tipo de "postales", como ésta que tomo mientras esperamos la barca en el puerto de Avatoru.

Es bastante frecuente que el tiempo vire con los cambios de luna. Dos días después de llegar a Bora Bora, ahora hace un mes, el tiempo cambió radicalmente y sufrí los efectos de una depresión (atmosférica...y casi casi psicológica también) durante 7 días seguidos. La luna acababa de superar la fase de luna llena. Ahora, un mes después, la luna ha vuelto a pasar por esta fase, y al día siguiente han llegado los vientos y el mal tiempo. No falla. Así que si pensáis acercaros alguna vez por estos lugares, intentad hacerlo en luna creciente, sino corréis el riesgo de pasar 10 días contemplando la lluvia y el viento desde vuestro bungalow.

En favor de la climatología de esta tierra hay que decir, sin embargo, que durante los días borrascosos, casi siempre hay momentos de sol. Por suerte hoy, en el lagon bleu, se ha cumplido esta regla y hemos disfrutado de unas horas de luz excepcional.



En el lagon bleu no hay hoteles ni pensiones. Aquí se va y vuelve el mismo día. Los habitantes del lugar (aves y peces) están ya habituados a esas visitas periódicas y a las sobras de la comida. Basta agarrar un trozo de pescado y levantar la mano para que en menos de 15 segundos aparezca una fragata de no se sabe dónde para bajar y llevárselo.

Comienza a hacerlo el lugareño y -cómo no- sigo yo. Sólo levantar la mano, esa ave que permanecía distante, parada en lo alto del cielo, hace un quiebro y se dispone a bajar. Me siento como un cetrero profesional. Y ahí viene, el negro pirata alado de los trópicos, directo a mí, dispuesto a llevarse el regalillo, con tan mala pata que no acierta en el trozo de comida y me propina un involuntario picotazo en el pulgar que me produce un hilo de sangre. Orgulloso de mi hazaña y valentía, lo muestro a mis compañeros que rápidamente olvidan cualquier intención de probarlo ellos mismos.

Luego, en calma, pienso que mi osadía ha sido una imprudencia. Esa bestia, cuya envergadura me sobrepasaba en altura, tenía un pico afilado como unas tijeras, con lo que me podría haber arrancado el dedo de cuajo, así, tal cual, a hora y media de la enfermería más cercana. No, no, nunca más lo pruebo. Los tiburones parecen un juego de niños al lado de ese pirata del océano. Aquí los hay a montones. Se trata del tiburón de arrecife o “punta negra”, totalmente inofensivo, aunque su tamaño a veces imponga un cierto respeto.

Mas tarde salimos con la barca fuera del lagon, a un lugar más profundo y nos bañamos entre ellos. Es una sensación curiosa estar dentro del agua y verte rodeado de tiburones por todas partes, por mucho que te digan que son inofensivos.

La vuelta hasta Avatoru dura otra hora más, y ahora vamos contra corriente. Los botes del barco son continuos y salpicantes, y de vez en cuando, un poco desagradables para las vértebras. Pero el lagon bleu bien vale el más incómodo de los traqueteos.

1 comentario:

  1. oHHHH.... el lagoon bleu!
    Calia posar-hi els pirates alats, per fer real aquest somni.

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