domingo, 11 de noviembre de 2012

Nueva Caledonia





Nouméa, Nueva Caledonia. El verano del 2009 me propuse "ampliar" mis destinos del Océano Pacífico y escogí Nueva Caledonia y Vanuatu como regiones a explorar. Nueva Caledonia pertenece a Francia y Vanuatu es independiente desde 1980. Geográficamente están uno al lado de otro así que resultaban ideales para visitarlos de una vez.

Esto es Melanesia. Estamos en el oeste del Pacífico, en las cercanías de Papua-Nueva Guinea, a medio camino entre Australia y el triángulo Tonga-Samoa-Fiyi.

Tras 8 largas horas de vuelo, el avión de Air Calin procedente de Tokyo toma tierra en el aeropuerto de Nouméa. Al salir del avión esto más que un aeropuerto parece un hospital. Los empleados llevan mascarilla y nos hacen pasar uno a uno por una cámara de infrarrojos: es época de gripe A. ¿Estaré infectado sin saberlo? Se ve que se han registrado 80 casos de Gripe A en la isla y las autoridades toman máximas precauciones.

Tras pasar con éxito la prueba (a una chica la han apartado momentáneamente y la gente la mira con cara de "no te me acerques"), me dirijo al hotel. 


Nouméa es la capital de Nueva Caledonia. Es una ciudad cosmopolita que reúne a 166.000 habitantes, dos tercios de la población del territorio.

Nueva Caledonia es una dependencia francesa que goza de un estatus especial. No es como Polinesia Francesa o Wallis y Futuna que son territorios de ultramar. No, Nueva Caledonia es lo que se denomina una colectividad especial (o sui generis), algo así como entre un estado propio y una provincia de ultramar. Existe un movimiento independentista muy fuerte. El destino final del país se definirá en 2014 con un referéndum.

Nueva Caledonia fue colonizada por Francia durante la primera mitad del siglo XIX. Sus habitantes son de raza melanesia. Se les conoce con el nombre de kanaks, un término que originalmente había sido considerado despectivo pero que en la actualidad es casi símbolo del país. Son muy reservados y cuesta mucho entablar conversación con ellos. De hecho, uno aquí no se acaba de sentir "muy querido".

Es domingo y la ciudad está muy calmada. Decido pasear un rato por la Baie des Citrons, más conocida como BD. Tras comer un estupendo mi-cuit de atún me dirijo al Aquarium. El principal atractivo son sus nautilus (última foto), ese cefalópodo primitivo de aspecto tan curioso y con nombre de novela de Julio Verne.



El tiempo pasa despacio. Intento alargar al máximo mi sueño provocado por el jet-lag, pero a las 5 de la tarde decido que ya está bien por hoy, regreso al hotel y sucumbo en la cama. Al fin y al cabo esto acaba de comenzar y tengo mucho tiempo por delante. A demain!

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