jueves, 31 de julio de 2014

Las ruinas de Pérgamo, patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde este año


Esmirna, Turquía

Dicen que la antigua ciudad de Pérgamo, situada en el NW de Turquía, fue fundada en el siglo XIII aC por personajes de la Guerra de Troya, ciudad que queda no muy lejos de aquí.

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Después de unos buenos 100 km de carretera desde Esmirna, llegamos a la moderna ciudad de Bergama, fundada encima de la antigua Pérgamo. A pocos minutos de aquí el autobús hace un alto para visitar el Asclepion, quizás el centro médico más famoso de toda la antigüedad. Aquí trabajó Galeno como médico de los gladiadores. Al centro se accede a pie por una caminata de mármol columnata que, con la Acrópolis de fondo, es de una belleza sublime. En su día éste era un paseo con tiendas y comercios a los lados.

Curiosamente para ser admitido en el Asclepion había que pasar una especie de revisión médica previa y si estabas muy mal eras rechazado. De ese modo los médicos del lugar mantenían su reputación pues solo admitían a los pacientes que ellos consideraban “curables”, la mayoría con dolencias psíquicas. Una vez dentro, y como parte de sus métodos curativos, los metían en unos túneles y, desde fuera y a través de unas ventanillas, una enfermero les susurraba con voz tenebrosa “te vas a curaaaar, te vas a curaaaar”. Es lo que yo llamaría un túnel de lavado de cerebro. Así que el gran poder curativo del psique ya era conocido y usado en la antigüedad.

Al final del sanatorio nos encontramos con un espléndido teatro, que se utilizaba de nuevo para distraer y animar a los pacientes.


Acabada la visita del Asclepion, el autobús nos lleva hasta el pie de la Acrópolis de Pérgamo donde un teleférico nos transporta hasta la cima. La vista es fenomenal y la riqueza y cantidad de monumentos son realmente impresionantes, algunos griegos, otros romanos, como el templo de Trajano (o Trajaneum, foto de portada).


El inmenso teatro está ubicado en la ladera de la montaña. Aquí cabían hasta 10.000 espectadores. Lo que no quiero ni pensar son las colas que deberían formarse para subir a toda esa gente en teleférico...

domingo, 27 de julio de 2014

Efeso


Esmirna, Turquía

Después de un día y medio de navegación ininterrumpida desde Bodrum, el Aegean Odyssey amarra en el muelle de Esmirna a primera hora de la tarde. Las gaviotas nos han acompañado durante la segunda parte del viaje, aprovechando las corrientes de aire que levanta el navío para desplazarse sin ningún realizar un solo aleteo.

 
Esmirna (Izmir en turco) es la tercera ciudad en tamaño de este país, después de Istanbul y Ankara, con más de 4 millones de habitantes. Se trata pues de una de esas grandes urbes que a mi particularmente no me atraen demasiado. Eso sí, con 5.000 años de edad, rebosa historia por los codos.

En Esmirna pasaremos las dos próximas noches ya que las 2 excursiones en busca de ruinas son largas: la primera, esta tarde, a Efeso 50 km al Sur, y la segunda, mañana a Pérgamo, 100 km al Norte.

Efeso fue una enorme ciudad fundada por los griegos en el siglo XI aC que llegó a albergar 200.000 almas. Hoy es un complejo arqueológico de grandes dimensiones que conserva todavía muchos de sus tesoros originales. Por desgracia no es el caso de otra de las 7 maravillas de la antigüedad, el Templo de Artemisa, que fue destruido por un incendio en el año 350 aC (por cierto, justo la noche en que en la lejana Macedonia nacía Alejandro Magno). El templo fue reconstruido y finalmente arrasado de nuevo por los godos. Hoy solo quedan unas cuantas columnas coronadas con nidos de cigüeña. 

Pero lo bello de esta ciudad en ruinas es pasearse por sus antiguas calles columnadas, observar sus teatros, sus palacios, e imaginar la vida aquí hace milenios: los mercados, el trajinar de la gente, las escuelas, los lavabos.



Pero si hay algo que destaca por encima de todo en el conjunto arqueológico de Efeso es sin duda la fachada de la antigua biblioteca, un enorme edificio construida bajo la batuta del arquitecto romano Celso:



Mas allá, ya casi al final del trayecto de la visita, se encuentra el antiguo teatro, con cabida para 25.000 personas. En frente, la calle que conducía hasta el mar.



Efeso también está cargada de signos cristianos: aquí vivió San Pablo varios años (en el 54 dC). Predicó a los efesios en el mismísimo teatro. Más tarde también se vino a vivir aquí el apóstol San Juan (62 dC). Y por último (aunque esto ya es más improbable) dice la leyenda que aquí vivió y murió María, la madre de Jesús. Realmente, una buena densidad de catolicismo.

sábado, 26 de julio de 2014

Bodrum, la antigua Halicarnaso


Bodrum, Turquía

Bodrum, la antigua Halicarnaso, es posiblemente la ciudad más turística de Turquía, después de Istanbul. No os voy a marear mucho con esta especie de
Lloret a la turca, sólo deciros que albergaba una de las 7 maravillas de la antigüedad: el mausoleo de Mausolo. Sí, cada día se aprende algo: el término mausoleo proviene de esta enorme tumba que se construyó para albergar el cuerpo sin vida del rey sátrapa Mausolo, por allí el siglo IV aC. Se trataba de un enorme construcción de 45 m de alto, de cuatro plantas adornadas con relieves obra de los más famosos escultores griegos del momento. Debió tener este aspecto:
 

En 1404 un intenso terremoto lo destrozó y el posterior saqueo de las tumbas acabó de hacer el trabajo sucio. Hoy no queda casi nada de esa inmensa obra, solo 4 piedras mal puestas. Para colmo, los relieves de mármol que adornaban sus plantas "migraron" al museo británico, en lo que hoy se denominaría un expolio, pero que a principios del siglo XX era una práctica muy común. Aquí solo se conserva uno de esos relieves originales, éste:



Para colmo, un siglo después los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén utilizaron sus piedras para reparar el castillo de San Pedro, situado en un promontorio del puerto: otro triste final para una de las 7 maravillas del mundo antiguo.


viernes, 25 de julio de 2014

Visita a los sitios arqueológicos de Licia, Turquía


Fethiye, Turquía

Amanecemos en la bahía de la pequeña localidad de Fethiye, en la costa turca frente a la isla griega de Rodas. Estamos en la antigua región de Licia, en Asia Menor. Hoy visitaremos tres sitios arqueológicos: Patara, Letoon y Janto.

Map of Turkey

Por fin sin muchedumbres: nuestros autocares son los únicos en el parking. 

Dicen que Patara fue fundada por Patarus, hijo de Apolo, pero yo no me lo creo: cómo iba a fundar una ciudad el hijo de un dios que no existió!

Patara fue conocida durante mucho tiempo por su templo, segundo en fama después del de Delfi. Patara fue una de los principales ciudades de Licia, y la que tenía más votos de la Confederación licia, una especie de Comunidad Europea a la antigua. En 333 aC se rindió frente a Alejandro Magno, un individuo que se dedicaba a apoderarse de lo que no era suyo allí donde fuera.




Hay un pequeño teatro:


Y otro más grande:


Muchos años más tarde, en el 300 dC, nacería aquí en Patara un santo que se haría famoso en todo el mundo: San Nicolás, el que deja regalos en los calcetines de los niños la noche de Navidad. Es este:


A no confundir con este otro:

san nicolas y niño jesus

A continuación dejamos Patara y su Santa Klaus, y seguimos nuestro recorrido hasta el antiguo santuario de Letoon, a pocos quilómetros de aquí: 


En el lugar también hay un teatro (cómo no!) que daba cabida hasta 5.000 espectadores:


El tour acaba en Janto, la antigua capital de Licia, donde persisten las ruinas originales mezcladas con restos bizantinos, tumbas y mosaicos.



Después de un día caluroso e intenso de visitas arqueológicas, se agradece ver de nuevo el Aegean Odyssey esperándonos fondeado en la bahía de Fethiye: es hora de cambiar tanta ancient rocks por un martini on the rocks!

jueves, 24 de julio de 2014

Perge y Aspendos, Turquía



Antalya, Turquía


Nuestra primera parada en Asia Menor tiene lugar en la población de Antalya, hoy una gran urbe en la antigua región de Panfilia, y el punto más al este del itinerario de Aegean Odyssey. Un autocar nos lleva hasta dos importantes sitios arqueológicos de la zona: Aspendos y Perge.

Aspendos fue fundada en 1000 aC por los griegos, posiblemente procedentes de Argos. La población fue la más importante de la región durante el siglo V aC. Por aquel entonces, el vecino río de Eurymedon era navegable desde el mar hasta Aspendos, y aquí hervía el comercio de la lana, la sal y el aceite.

Hoy no queda mucho de la polis de Aspendos, excepto su impresionante teatro, el mejor preservado de toda la antigüedad. Con sus 96 m de diámetro, podía albergar hasta 7.000 espectadores:

Realmente solo mediante una foto aérea se aprecia la dimensión y el buen estado de esta joya de la antigüedad, así que os cuelgo esta sacada de la red:

Photograph

Unos pocos kilómetros más allá se encuentran las ruinas de Perge, más o menos de la misma época. Rodeada de los impresionantes montes Tauro, entre estas piedras predicó su primer sermón San Pablo el año 47 dC (Pablo, o Saulos, era oriundo de Tarso, a 500 km de aquí, y junto con Bernabé, que era de Chipre, no paraban de viajar). Los restos del estadio son también uno de los mejores conservados de Anatolia.



miércoles, 23 de julio de 2014

Rodas, dos millones de turistas al año


Rhodos, Dodecaneso, Grecia

Es como si el que ha diseñado el trayecto del Aegean Odyssey hubiera escogido minuciosamente los lugares más llenos de turistas para hacer nuestras paradas: madre mía! 

A la isla de Rodas, una de las más grandes de Grecia, y también una de las más alejadas de Atenas, acuden nada más y nada menos que 2 millones de turistas al año (el 11% de todos los que visitan Grecia) y casi todos lo hacen entre junio y septiembre. 


Los de aquí reivindican que Rhodos, la capital, es una de las ciudadelas medievales más bien conservadas del mundo. Habría que definir eso de “bien conservadas” porque si bien las piedras sí se conservan, el ambiente de tiendas de souvenirs, bares, heladerías y demás ha transformado todo el encanto original en un lugar impersonal.




Tampoco se “conservó” el famoso coloso, una estatua de bronce de 32 m de altura, clasificada como una de las 7 maravillas de la antigüedad, que fue destruida por un terremoto en 226 aC y re-fundida a continuación. Su escultor fue Cares de Lindos, el pueblo que visitamos a continuación, 30 km al sur de la capital. Allí estaremos solos -pienso por mis adentros- por fin.

De lejos, el pueblo parece hacer honor a su nombre: Lindos


Pero no hay manera, el trayecto es un sinfín de hoteles de playa, desde la ciudad hasta poco antes de llegar a Lindos. Al llegar, de nuevo llegamos a un parking abarrotado de autocares. Ríos y ríos de turistas bajan por la única calle que lleva al pueblo, mezclados entre burros que transportan a los más mayores y que, lógicamente, hacen sus necesidades en la calle cuando les apetece (los burros).


En Lindos hay poca cosa que ver aparte de la acrópolis, a la cual se asciende en religiosa cola escalando 300 peldaños, y las tiendas de souvenirs. Solo una iglesia, la de San Juan, que data de cuando Colón llegó a América, atrae mi interés, en especial sus frescos:



De vuelta al parking, me aparto un poco de la gente y consigo una foto de la acrópolis, esta vez con un local en primer plano: